LEYENDAS

LEYENDA DE AGUA SANTA 


 



Baños debe su nombre y fama a la milagrosa estatua de NuestraSeñora del Rosario de Agua Santa que se encuentra en la iglesiacentral. Cuenta la leyenda que cuando la población acabada defundarse había una pequeña choza que funcionaba como iglesia. Unanoche el sacristán vio que la imagen de la Virgen María abandonabala choza acompañada de dos ángeles y se posó al pie del chorro deagua. Luego de que el fenómeno se repitiera varias veces, Maríaapareció ante el cura y le declaró que su voluntad era que se lefabrique un templo al pie de la chorrera, asegurando que la Señorade los cielos, curaría a los enfermos que con mucha fe se bañaren enaquellas aguas. Así nació la leyenda de Baños de Agua Santa.
En Baños dicen que dos guerreros andinos, el Cotopaxi y el Chimborazo, mantuvieron por siglos una batalla por el amor de la bella Tungurahua. Dicen que el Chimborazo venció en esa lucha y que se casó con la bella Tungurahua. Y dicen que de ese matrimonio nació el Guagua (niño, en quichua) Pichincha. Y es por eso que cuando el Guagua Pichincha llora, la Mama Tungurahua se estremece. Es una de las leyendas de amor de las montañas ecuatorianas, contadas en la voz de quienes habitan en las faldas de los volcanes.

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LEYENDA DE MAMA TUNGURAHUA Y TAITA CHIMBORAZO

"Los cerros, aunque lo parezca, no sólo son cerros: son hombres o mujeres, son buenos o malos, celosos o bandidos (pícaro o mujeriego), jóvenes o viejos, sabios poderosos o divinidades menores y mezquinas. A ellos se les agradece cuando las cosechas producen bien, se les pide para asegurar la buenaventura de los recién nacidos y también de los recién casados. Se les achacan los años secos, los muy lluviosos, los terremotos y, aunque no ocupen ningún nicho en la iglesia, a ratos en cuestiones de influencia estos cerros o Apus (espíritu o dios Kichwa de la montaña), como se les llama con reverencia, se disputan el puesto con los santos católicos. 


El Chimborazo, pese a ser el más grande, no tiene el mágico poder que posee el Imbabura. Aunque cuentan, los que así lo oyeron, de su inmensa fuerza, demostrada a las claras cuando hace mucho tiempo su mujer, la mama Tungurahua, poseedora de un carácter eruptivo, y según parece algo fogoso, tuvo un romance con el vecino Altar. Parece que les resultó difícil ocultar el secreto idilio, sobre todo tomando en cuenta que el agraviado es tan alto que todo lo ve.
Más temprano que tarde, taita Chimborazo se dio cuenta del engaño y descargó su furia contra el inoportuno que le robaba los cariños de su amada. El desdichado Carihuairazo salió en mala hora a favor del Altar, que iba recibiendo la peor parte en la contienda. Pero ni entre los dos, pudieron contra el poderoso y celoso Chimborazo. Desde entonces, ambos perdedores lucen maltrechos, sus cumbres derrumbadas y su gallardía apabullada.
La Tungurahua, inconforme, lanza humos y fuegos cada vez que se acuerda de su frustrado romance




En Baños dicen que dos guerreros andinos, el Cotopaxi y el Chimborazo, mantuvieron por siglos una batalla por el amor de la bella Tungurahua. Dicen que el Chimborazo venció en esa lucha y que se casó con la bella Tungurahua. Y dicen que de ese matrimonio nació el Guagua (niño, en quichua) Pichincha. Y es por eso que cuando el Guagua Pichincha llora, la Mama Tungurahua se estremece. Es una de las leyendas de amor de las montañas ecuatorianas, contadas en la voz de quienes habitan en las faldas de los volcanes.

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